📆 Lima, 03 de setiembre del 2020

En esta pandemia se ha visto más pacientes con obesidad preocupados por los riesgos que traen los kilos de más a su salud. Y es que el COVID-19 ha puesto sobre la mesa que esta enfermedad crónica es un factor de riesgo considerable a muchas enfermedades.

“A las consultas llegan muchos pacientes con miedo a las complicaciones que podrían tener si se contagian. Ahora quieren bajar de peso y hacer todos los cambios que no hicieron antes. Lo primero que trato que entiendan es que necesitan hacer cambios reales a su estilo de vida si quieren resultados sostenibles en el tiempo”, indica la endocrinóloga y magíster en nutrición, Evelyn Gutiérrez de la clínica San Pablo de Arequipa.

Es importante tener en cuenta que las personas que sufren de obesidad se encuentran en un estado inflamatorio crónico debido al aumento de sustancias causadas por la grasa excesiva localizada sobre todo a nivel abdominal.

Las autoridades sanitarias ya lo han dicho: Según datos del Ministerio de Salud, el 85% de personas que han perdido la vida por el COVID-19 tenían como problema de fondo a la obesidad. Hasta el 2 de setiembre de este año, la cifra asciende a más de 29 mil fallecidos.

¿Cómo empezamos?

Todo tratamiento se inicia con la sensibilización del paciente y que comprenda que la obesidad no sólo es un asunto estético, sino que se trata de un problema de salud pública importante que puede llevarlos a la muerte y a otras enfermedades crónicas asociadas como son: la hipertensión, la diabetes, los infartos, los derrames cerebrales, los problemas al dormir (apnea del sueño) o problemas articulares (artrosis en rodillas y tobillos), etc.”, advierte la especialista.

Por ello, al llegar el paciente a consulta se le solicita un conjunto de exámenes para determinar la causa de la obesidad: desde genéticas y endocrinas hasta aquellas que involucran la alimentación y la actividad física.

Si bien cada paciente requiere una atención terapéutica individual en función del tipo de obesidad y las enfermedades asociadas, lo cierto es que la obesidad es una enfermedad compleja que precisa un tratamiento multidisciplinario, basado en medidas dietéticas y actividad física para cambiar el estilo de vida hasta tratamientos farmacológicos, psicológicos o quirúrgicos.

¿Cómo se diagnostica la obecidad?

Para diagnosticar la obesidad, el médico por lo general realiza un examen físico y recomienda algunas pruebas. Algunas de ellas pueden ser:

  • Revisar antecedentes médicos: Ver el historial de peso, los esfuerzos para bajar de peso, los hábitos de actividad física y ejercicio, los patrones de alimentación y control del apetito, enfermedades preexistentes, factores hereditarios a diversas afecciones, niveles de estrés y otros asuntos relacionados con su salud.
  • Un examen físico general: Esto incluye medir estatura y verificar signos vitales como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura, escuchando corazón y pulmones, así como examinar el abdomen.
  • Análisis de sangre: Las pruebas dependerán de la salud, factores de riesgo y síntomas actuales. Los exámenes de sangre pueden incluir una prueba de colesterol, pruebas de función hepática, glucosa en ayunas, una prueba de tiroides, entre otras.
  • Calcular Índice de Masa Corporal (IMC): Un IMC de 30 o más se considera obesidad. Los números superiores a 30 aumentan aún más los riesgos para la salud.
  • Medir la circunferencia de la cintura: La grasa almacenada alrededor de la cintura, a veces llamada grasa visceral o grasa abdominal, puede aumentar aún más el riesgo de enfermedad cardíaca y diabetes. Las mujeres con una medida de cintura de 80 cm. y los hombres con una medida de cintura de 90 cm. podrían tener más riesgos para la salud que las personas con medidas de cintura más pequeñas.